Futuros profesores maulinos reinventan sus prácticas profesionales debido a la pandemia
- Martes 17 de noviembre de 2020
- 12:24 hrs
Los futuros profesores han acogido este cambio con profundo compromiso social, creatividad e ingenio tecnológico.
La actual pandemia no solo modificó la forma en que se desarrollan las clases en los distintos planteles educativos del país, sino que también transformó uno de los procesos más significativos que deben enfrentar los alumnos al final de la carrera universitaria: sus prácticas profesionales.
Tal es el caso de los futuros profesores de Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule, quienes han acogido este cambio con profundo compromiso social, creatividad e ingenio tecnológico. Son seis los estudiantes –pertenecientes a la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas– que se encuentran en prácticas profesionales: dos en el Colegio Salesianos (sede norte de Talca), dos en el Colegio Juan Piamarta de Talca, uno en el Colegio Integrado San Pío X de Talca y uno en el Colegio San Miguel Arcángel de Linares. Hoy conversamos con dos de ellos para conocer sus experiencias de trabajo escolar en medio de la cuarentena.
Todo lo aprendido debe ser reaprendido y recontextualizado
Stefanía Belén Vásquez está realizando su práctica profesional en el Colegio San Miguel Arcángel de Linares. Asegura que, a pesar de dictar clases tanto en Religión como en Filosofía y colaborar con la Pastoral Educativa, con el único curso que ha podido intervenir en profundidad es con 3º año medio en la asignatura de Filosofía, conformado por 41 estudiantes. “Esa clase se realiza en modalidad presencial-online a través de la plataforma virtual Google Meet, mientras que las otras asignaturas se llevan a cabo mediante cápsulas audiovisuales educativas, reuniones periódicas y breves intervenciones con los estudiantes”, indica.
“Mi experiencia se traduce en un gran desafío, y es que nadie te prepara para enfrentar una realidad educativa tan peculiar como la que estamos viviendo hoy. En la universidad nos enseñan un estilo de didáctica, de manejo disciplinar, de planificación clase a clase y un sinfín de técnicas y estrategias para aplicar la enseñanza en el aula; pero al encontrarte frente a un aula virtual, te das cuenta de que todo lo aprendido debe ser reaprendido y recontextualizado; lo que no es imposible, pero sí requiere mucho compromiso, motivación, preparación y aptitudes profesionales”, resalta Vásquez.
La joven estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía manifiesta sentirse “desafiada a aprender más, a innovar en estrategias, reacomodar los contenidos a los nuevos tiempos, investigar sobre aplicaciones online que sean didácticas y que promuevan la participación de todas y todos los estudiantes; entre otros desafíos. Así, bajo este contexto imprevisto y desconocido, el aprendizaje más significativo adquirido es que la labor educadora debe lograr sobreponerse a la actividad realizada en el aula, pues la educación trasciende todos los espacios y condiciones”.
Adaptándose a formas de trabajo inesperadas
Jorge Eduardo Pacheco es otro de los seis estudiantes de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas que se encuentran en prácticas profesionales. Él las realiza en el Colegio Juan Piamarta y, aunque ha sabido responder al desafío, reconoce que ha sido una experiencia de trabajo inesperada.
El Colegio Juan Piamarta está efectuando clases asincrónica. Esta modalidad, comenta Pacheco, consiste en el envío mensual de guías de cada curso, más videos explicativos con las mismas instrucciones que tienen las guías, pero de forma más lúdica. “Se me designó los cursos de 2º y 5º básico y 3º medio en Religión y 3º medio en Filosofía, también Jefatura en 5° básico y colaboración en Pastoral de Enfermos y Pastoral Social”, señala.
“Mi trabajo ha consistido principalmente en colaboraciones para el área pastoral; elaboración de videos con motivo de fechas especiales, guías especiales y saludos virtuales (…) También, en las áreas de Religión y Filosofía he tenido que elaborar guías y videos explicativos, lo cual constituyen los módulos completos. La comunicación con los docentes se efectúa vía Google Meet y por correo electrónico”, comenta el joven estudiante.
El futuro profesor señala que, por el hecho de no haber clases sincrónicas, “la experiencia ha sido muy diferente a cualquier otra, pues en un principio me ha costado tomar conciencia de que estoy en práctica profesional. No obstante, el trabajo no ha sido menor, pues la elaboración de las cápsulas requiere de mucho esfuerzo, sobre todo con la elaboración de videos, un mecanismo al que no estaba acostumbrado. Asimismo, por el hecho de no haber clases convencionales, no se tiene un horario establecido dentro del establecimiento, lo cual lleva a que todo el día sea un continuo espacio de práctica. Sin duda, es una experiencia distinta, donde ha sido necesario adaptarse a formas de trabajo inesperadas pero que, al parecer, es signo de los tiempos cambiantes en los que vivimos”, puntualizó.
La vocación se lleva por dentro
La profesora Albertina Quezada Bravo, académica encargada de acompañar a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas en sus prácticas profesionales, destacó la importancia de valorar el aprendizaje obtenido durante este particular proceso, pese a no estar presencialmente en las salas de clases.
“Esta pandemia está muy lejos de terminarse hoy o mañana. Por ello, a todos los estudiantes en prácticas profesionales les digo que aprovechen el aprendizaje que están obteniendo con esta modalidad (…) Estas estrategias didácticas son muy importantes, porque ahora los alumnos están muy de la mano con todo lo tecnológico. Es necesario comprender que no solo podemos hacer clases mirando a los estudiantes a los ojos, la vocación se lleva por dentro y está desde donde podamos entregar nuestros conocimientos” finalizó Quezada.